domingo, 17 de marzo de 2013

PAQUITO

Salvador Díaz Mirón.

Cubierto de jiras
al ábrego hirsutas
al par que las mechas
crecidas y rubias,
el pobre chiquillo
se postra en la tumba
y en vez de sollozos
revienta y murmura:
“¡Mamá soy Paquito;
no haré travesuras!”.
Y un cielo impasible
despliega su curva.

¡Qué  bien que me acuerdo!
la tarde de lluvia;
las velas grandotas
que olían a curas;
y tú en aquel catre
tan tiesa, tan muda,
tan seria, tan fría,
y así tan rechula.
“¡Mamá soy Paquito;
no haré travesuras!”.

Y un cielo impasible
despliega su curva.

Buscando comida
revuelvo basuras,
si pido limosna
me agarran la oreja
me dicen granuja
y escapo con miedo
de que haya denuncia.

“¡Mamá soy Paquito;
no haré travesuras!”.
Y un cielo impasible
despliega su curva.

Me acuesto en rincones
solito y a obscuras;
de noche ya sabes
los ruidos me asustan
los perros divisan
espantos y aullan,
las ratas me muerden
las piedras me punzan.
“¡Mamá soy Paquito;
no haré travesuras!”.
Y un cielo impasible
despliega su curva.

Papá no me quiere
está donde juzga y riñe
a los hombres
que  tienen culpa.
Si voy a buscarlo
el bota la pluma
se pone muy bravo
me ofrece una tunda.
“¡Mamá soy Paquito;
no haré travesuras!”.

Y un cielo impasible
despliega su curva.